Hace más de 50 millones de años, la formación de la Cordillera de los Andes, resultado del movimiento de las placas tectónicas, liberó cenizas volcánicas ricas en arsénico (As) y flúor a la atmósfera.
Estos materiales, hoy en día, se encuentran en los sedimentos de los acuíferos subterráneos.
El arsénico es el principal contaminante natural del agua subterránea, la cual es la única fuente de consumo para una vasta región del país, afectando a más de ocho millones de personas.
La OMS clasifica al arsénico entre las diez sustancias químicas más peligrosas para la salud pública, estableciendo un límite de 10 ppb en el agua potable.
El consumo de agua con niveles superiores a este límite causa la enfermedad Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (HACRE), caracterizada por lesiones cutáneas y daño hepático, renal y respiratorio, con un alto riesgo de cáncer.
REFERENCIA
Capdevilla, Y. (2024). El agua viajera. Especialización en Enseñanza de la Biología. UNTDF